domingo, 17 de diciembre de 2023

Paralelo


Nací yo, antes del terror.

Morí yo, después del sueño. 

En otro lugar, ya había existido

En otro lugar, no había existido.


Quizás sea poeta, quizás sea villano. 

Mi tribu baila al ritmo del fuego.

¿Soy yo el protagonista

o acaso no más que la sombra?


Solo espero conocerme algún día,

aunque, por fortuna, no sea yo.

Demonio entre hombres



Demonio entre hombres

Marqués de ojos de jade.

Agujero negro de avaricia.


Pintores del lienzo cósmico.

Adéntrate en la oscuridad,

osado aventurero. 


Define más que el nombre:

Saciar tu hambre

o morir por compasión. 


Los tres ojos de Kali,

la lección, la afrenta

y el eterno retorno.


 

El dios de la destrucción


La serpiente gira en mi cuello.

He de destruir el universo.

Soy el ocaso de este mundo.


El viento barre las cenizas,

nada se escapa a la mirada

del tercer ojo y la media luna.


El elefante trae fortuna,

las seis cabezas la guerra,

mi hija sacia tus deseos.


“Oh Hara, nuestro amo y señor

permítenos la fortuna

en los venideros tiempos.


Bate el océano y aparta

el veneno de la leche.

Oh Hara, Oh Hara sálvanos

del final y del comienzo”.

El bufón de la corte

 

La época en que nací

era la dictadura de la risa. 

El pueblo subía al alto palacio

a entregar presentes al rey. 

A su lado, el príncipe

orgulloso veía 

la alegría de sus gentes. 

Mas un día llegaron

tres enmascarados a camello.

Sus miradas asustaban al débil.

Tras ellos, hipnotizados,

los habitantes del reino

llegaron al salón del trono.

El dirigente enmascarado

sacó una bola brillante

que cegó la avariciosa mirada

de todos los presentes. 

Entonces, en un golpe de lucidez,

el rey se levantó y con su espada en mano,

exigió a los visitantes que desaparecieran.

Fue la última vez que escuché la risa.

Aquellos extranjeros, 

al unísono

retiraron sus máscaras,

mostrando oscuridad.

Sus incorpóreas ropas

volaron mientras

que aquel viejo artefacto,

se precipitó a su destrucción. 

Entonces todas las cabezas

giraron hasta encontrar al rey. 

Éste, sintió terror

al ver las miradas perdidas

de sus súbditos,

y fue entonces cuando el parricida puñal

se encontró con su espalda.

Solo se escuchaba 

el metálico rodar de la corona

escaleras abajo.

Reinó el silencio.

Y yo, como buen comediante,

zarpé en busca de un nuevo público 

a una tierra desconocida. 

 

El Vellocino dorado


Leyendas, leyendas.

Tiempo al tiempo,

¿qué es el pasado

si no existe un reloj?


Condenado al fracaso

pido auxilio a los antiguos

dioses y a sus vástagos.


Leyendas, leyendas

tiempo al tiempo.

Islas de sirenas,

aguardad la llegada.


Zarpa el Argos

al pesado mar,

de regreso al hogar.


La corona lauréola,

tiempo al tiempo,

leyendas, leyendas.


Las cadenas del destino


Se despierta el preso por el sonido de sus cadenas.

La semilla cae al suelo.

Tenía que haber dicho más te quieros, decía el encadenado de al lado.

El tren camina sin descanso rumbo al horizonte.

La brisa mueve hierba que crece entre las vía.


La angustia se refleja en la cara del preso.

El árbol florece cruzando los cielos.

Heredé los pecados del padre del padre de mi padre,decía el encadenado de al lado.

El silbato del tren avisa de la próxima parada.

El viento grita libérate y huye.


Conoce tu destino maldito preso.

La fruta madura cae podrida al suelo.

El hombre que era, murió antes de que ejecuten mi cuerpo, decía el encadenado de al lado.

Chispas nacen en los frenos del ferrocarril.

El viento calla, dos truenos y el silencio.



Lucifer


La libertad, igualitaria,

todo ser vivo con el poder.

Ansío, sin descanso,

mi regreso al paraíso. 

 

Amanezco en la montaña

cada día condenado,

rodeado de hijos de Caín.

Solo aspiro al conocimiento. 


Necesito saberlo todo.

¿Acaso soy yo para Él 

lo mismo que tú para mí?

El sol simplemente arde.


Os entregó los mandamientos

para mostrar su divinidad,

pero tú y yo somos sus hijos,

¿teme acaso su propio creación? 


Oíd hermanos serafines,

oíd hermanos querubines,

¿acaso no veis vuestra esclavitud?

No sois dueños de vuestro destino.


Mi ser creen de soberbio semblante

por querer su trono,

mas el egoísmo es no compartir.

Solo aspiro al libre albedrío.


Llevo siglos recorriendo la tierra

la corrupción del hombre,

los soles que nacen

y los imperios que caen.


Mi hermano, hijo de Caín

no puedes serle infiel al tiempo.

Nuestro Padre no entiende el futuro o el presente,

las arrugas de tu piel no valen nada.


Perdón para todos menos para mí.

Lágrima que cae por mi rostro.

Recuerdo el hogar y mi familia.

Quiero volver a casa.


Ajeno al orden cósmico,

renegado de la dictadura celestial.

Más allá de Virgo y Géminis,

puerta cerrada a los infieles.


Oíd hermanos serafines,

oíd hermanos querubines

Pronto volveré para preguntar

a mi Padre, ¿por qué me odia?







El dios sol


Halcón humano

llévame en Mandjet.


Soy, a lo gato,

el más puro azar.


Es luz tirana

nuestro ocaso. 


Fénix en rama,

Bennu y la vida. 


Halcón humano

Semektet y el Nilo

La nada


Dioses abandonaron la tierra,

el lento castigo, la mortalidad.

El rosal virgen que nace sin suerte

por belleza y su capricho fatal.


Templos, sueños de piedra, la grandeza.

Vanidad de vanidades,complexo,

el predicado enterrado en la arena.

Ocaso del imperial Prometeo.


Dados y azar, amor, esperanza.

vájana del tigre, la nada. 



El Trapecista


Entretenimiento mundano

sobre la cuerda infinita. 

La justa medida de la existencia.

Cuenta atrás hacia el colapso.

Pie a pie sobre el fracaso.

Iluso Gilgamesh,

hijo de Shamash.

Perdida la batalla

sobrevive la leyenda. 

Entrada al Valhalla


Siento la flor y su flor

nace entera en mi cuerpo.

Sempiterna es la aurora

en la resurrecta noche. 


Albea el alba y su luz,

el gran salón desafía

el solitario horizonte.

Por fin he llegado a casa.


Melodioso placer,

manjar supremo.

El caballo aguarda

la llamada de Odín.

Desierto


Caminando por un reloj

lloran los débiles de pies.

Hundidos nombres en arena,

estrellas que nacen y mueren.


Se alza el cayado 

del murmurado

falso profeta.


Oasis de cristal

brillan en el horizonte.


El horizonte de sucesos, fin.




Envidia


Fétido aroma

envuelve al cuervo.

Brillan monedas.


Verde serpiente,

verde hierba

y la reina en palacio. 










Mefisto


Soy lo que es,

ha sido y será. 

No visto disfraz.


Sociedades humanas

la copia de una copia.

Ideas caducas

que inspiran a las musas. 

Amor, la gloria,

todo tan fugaz.

Ocurren eventos tan dispares

que la mente no puede comprender,

esclavos de su propio conocimiento.

El vivo y el cadáver se diferencian por la voluntad.


Primero, el Génesis.

Segundo, la eternidad.

La tragedia es el final.


Pero el placer reconforta,

es una mentira de cera. 

No es un regalo

ser esclavo de la belleza.

Serás un Abel

entre Caínes.


¿Dispuesto a todo por una margarita?

Acaso no piensas disfrutar 

del regalo que te posee? 


Jacob


Y desperté solo en la tienda,

en plena noche estrellada,

mi mujer e hijos desaparecidos.

Tras ataviarme un hombre me esperaba.

Aguarda en silencio su sombra,

contemplándome, como si me conociera.

Y entonces salieron de su boca

las nacaradas palabras que decían

¿Qué pibe, estás buscando bronca,

vamos pal piche o qué?

Una lucha que duró hasta el alba

y entonces, en un movimiento maestro

dislocó mi cadera de su sitio. 

Me dio la espalda 

mientras mi cuerpo calentaba el suelo.

Se alejaba el visitante y le dije

¿Adónde vas?, no hemos terminado aún.

Estás hecho polvo, pibe. Pero puedes estar orgulloso, Israel.

Socio, yo soy Jacob

Si yo te digo que eres Israel

eres Israel, es que no sabes quién soy.



lunes, 16 de septiembre de 2019

La vida

Tan bonita y tan fea,
tengo que salir de aquí.
Cruel mundo y su castigo,
tengo que salir de aquí.


Tan bonita y no tan fea,
tengo que salir de aquí.
Lucho contra el mundo y su castigo,
tengo que salir de aquí.


Tan bonita,
a lo mejor no quiero salir de aquí.
Vencí al mundo y su castigo,
a lo mejor no quiero salir de aquí.


Eres tan bonita,
no voy a salir de aquí.
A la mierda el mundo y su castigo,
me quedo contigo.

viernes, 15 de diciembre de 2017

El mundo sigue girando

El mundo sigue girando,
tras muchos intentos de pararlo.
La historia se olvida
de muchos nombres,
de millones de hombres
que fueron héroes
y ya nadie se acuerda.

El mundo sigue girando,
a pesar de haber perdido la guerra,
de enterrar a los vivos
para hacer hueco a palabras muertas.
La verdad fue contada a los sordos.
La mentira es nuestra vida.

El mundo sigue girando,
aunque la victoria sea un fracaso.
Por los soldados que marcharon
para convertirse en osarios
y los corazones que amaron
para convertirse en esclavos,
el mundo sigue girando.

lunes, 18 de septiembre de 2017

Olvido y nada

Hoy he visto la cruz,
frío es el castigo 
de los tardíos.
Cae el sol
cae el amor
caen los dioses.
La luz del foco,
los labios rotos
por los golpes
y los besos fríos.
El metal en la boca.
La distancia.
Dime adónde vas, bonita.
Voy con prisa,
siempre con prisa.
Entierro las palabras de mi espada
por la lluvia que cae
a la orilla de tu cuerpo.
Una lágrima recorre mi mejilla,
como un caballo salvaje
y loco
corriendo por prados de piel.
Esconde el humo
en tus verdes montañas,
guárdalo,
tendrás que pedir amor
algún día.
Soy tu sed 
y la mía,
tu deseo
y el mío.
El castigo de los dedos fríos 
que han conocido tu secreto.
Me entierro en tu mirada
como la piel se hace tierra,
tierra y olvido.
Olvido y nada.

jueves, 24 de agosto de 2017

A veces

A veces,
a veces sostengo el peso del mundo.
Otras el del amor.

A veces,
a veces soy un lobo,
un lobo entre desconocidos.

A veces,
a veces no sé quién soy,
mi corazón no es esclavo de la cordura.

¡Qué luna sin brillo!
¡Cuánto amor sin dueño!
¡Maldita Muerte sin sueño!

Cuán invisible me veo ante tu mirada,
como hielo en el fuego,
como el fracaso ante la esperanza.

A veces,
a veces mi nombre no significa nada,
hasta que me nombras.

A veces, 
a veces me pierdo tanto en la oscuridad
que no sé volver.

A veces,
a veces te espero
hasta que el fuego no quema.

¡Qué océano sin corazón!
¡Cuánta agua brota de mi pecho!
¡Maldito tiempo sin final!


sábado, 19 de agosto de 2017

El cazador

Una vez, al filo ebrio y frío de la noche,
conocí a una inmortal en un bar.
Su piel, blanca cual final, imantó mi ser en la barra.
Loco o sabio, le pregunté cómo era vivir preso de su condición.
Triste ver cómo cambia el mundo, me dijo,
triste ver cómo todos desaparecen.
Cuatro botellas murieron antes de confesar que esperaba a su marido,
pero mi afilada respuesta la hizo reír, y aprovechando su sonrisa,
le prometí enseñarle el secreto de la muerte y de la vida.
Entre tanto, una bandada de cuervos graznaba en la lejanía.

 Las palabras cedieron su asiento a dedos curiosos,
que buscaban contagiarse de su néctar como un virus.
Esperando la tormenta sin paraguas, los graznidos llegaron a la puerta.
Medio sordo y envenenado, me lancé a morir en silencio,
luchando por una guerra que no era la mía
y por una causa la cual no alcanza a comprender.
Y de repente, como un súbito rayo atravesando el bar,
un puño de hierro borró mi ser y mi nombre,
arrojando mi cuerpo al negro vacío
mientras los cuervos arrastraban mi cuerpo cual Aquiles.

 Poco tardó mi ánimo en recuperarse, no tanto como mi cuerpo.
Cada noche de hospital, un zafio sueño llegaba sin ser invitado.
En él, aparecía de rodillas en un bosque húmero y solitario, y en mis pies,
un hacha corta con grabados en una lengua intelegible.
Un gruñido en la oscuridad denotaba que no estaba tan solo como pensaba.
Unos ojos me observaban, una respiración agitada quebraba el silencio.
Un oso se dirigía hacía mí a gran velocidad,
y yo, levantando el hacha, corría hacia él,
sin miedo a la derrota, sin miedo a la muerte.
Y justo en el momento fatal, me despertaba.

 Tras dejar el hospital, abrí la puerta de mi casa
para descubrir que esas cuatro paredes ya no eran mi hogar,
ni siquiera mi vida lo era. El oso era mi destino.
Y con la certeza derrotista, guardé lo necesario en una mochila:
dinero, ropa, algo de comida, tabaco y mi anillo de la suerte.
Tras estar rato observando recuerdos,
decidí quemar los restos de mi esclavitud, empezando por el apartamento.
Un fantasma vivo que huye de sus responsabilidades para morir por su sueño.
Y a punto de montar en el barco que me llevaría al norte,
me sequé la última lágrima dejando el pasado atrás.

 Con el dinero ya extinto, y miles de epopeyas acontecidas
junto a demonios y algún que otro ángel, dignas de ser cantadas en la eternidad
del palacio donde aguarda la grandeza, mis pertenencias fueron decreciendo.
Desnudo en la ventisca, el águila y la serpiente,
el hijo de la tormenta recorría extensiones ruinosas hasta llegar al fin del mundo.
Y sin tabaco y con el anillo como último recuerdo de un pasado,
que a estas alturas ya parecía más una vaga ilusión creativa,
conocí a un marinero. Éste me preguntó por qué iba tan lejos de la civilización,
y tras contarle mi destino, me respondió de la misma forma que hicieron aquellos
con los que me crucé hasta llegar allí: "estás loco".

 Cuando llegamos a la orilla arenosa, en la tierra donde el hombre no es bienvenido,
vi que el marinero era el dueño del hacha de mi sueño.
El afilado hierro por mi anillo, el futuro por el pasado, un trato justo.
Me interné en el bosque, viendo como se perdía en el horizonte el bote y su capitán.
La entrada de un nuevo dios en la naturaleza, pues la búsqueda de mi adversario fue acto mermante.
Tras días caminando por ramas y hojas caídas, alimentándome de plantas silvestres,
mis fuerzas parecían abandonarme. Solo escuchaba en mi cabeza ¿pensará en mí el oso?
¿sabrá cuál es el destino que nos aguarda?
Y tras una puñalada de anemia, el hacha se deslizó de mi mano, provocando un orquestal sonido metálico
al chocar con el suelo en el momento exacto en que mis rodillas fallaron.

 Entonces, el gruñido. Allí estaba, había venido. Ojos que penetraban desde la vegetación.
Su agitada respiración advenía el combate, agarré el hacha. Y como esperando una señal,
empezamos a correr el uno hacia el otro, destinados a esa gran batalla.
Y a menos de dos metros, con un salto de la altura de un sol, dirigí mi hacha contra su cuello,
mientras que el oso, cargó con potencia su garra hacia mi costal. Ambos golpes resultaron certeros.
Mi enemigo y yo nos precipitamos aún con su zarpa en mis costillas y mi hierro en su garganta.
Mi cabeza quedo justo en su barriga, herido de muerte, escuchaba al animal respirar con dificultad.
Nuestra sangre caliente se entremezclo, y nos convertimos en una leyenda eterna de aquel bosque.
Una pesada respiración fue el preludio del espasmo cadavérico del animal,
mientras que mi mirada se perdía en la oscuridad, observando dos nuevas estrellas que, poco a poco, ganaban brillantez.

lunes, 3 de julio de 2017

La sombra en la oscuridad

Voy a dar un paseo
por los retales de la ciudad.
Vidriadas montañas de acero y hormigón
reflectantes con las historias que esconden.
Yo no entiendo de fuego
aunque mi paso sea llama.
Escucho la sombra aullar
en mis pasillos
"¡libérame, ya nos conocemos!",
y temo.
Muchos cuerpos sin luz
se han perdido en la oscuridad,
confiados en su orgullo,
ciegos sobre el camino.
Las farolas lo recuerdan.
Sigo caminando.
Amantes, amantes,
amad la soledad cuanto antes.
Las grandes guerras de la bondad
se luchan con odio.
Ruge la espada ante el olvido,
¡un lamento solo existe si alguien lo escucha!
Los gritos de la sombra
enmudecen mi presencia
"libérame,
no eres nada sin mí".
Paro de caminar,
levanto la cabeza y no veo el camino.
¿Me he perdido?

miércoles, 24 de mayo de 2017

La traición de un parpadeo

La traición es un beso amargo
de un dios humano
y una mujer eterna,
la razón de mi atadura
una lágrima ardiente
y una herida.
Una llamada del destino 
que resuena en mi esqueleto,
garganta que aguarda la llama
del delirio y la necedad.
Locura en el viento
y el asfalto 
donde se olvidan los pasos.
Tiempo ganado
en el monte de tus cabellos
y la justa balanza
de tus dudas y verdades.
Un vagabundo entre los sueños
de los párpados que se cierran y dan vida.

viernes, 19 de mayo de 2017

Una historia de carretera

(Este poema huele a gasolina)


Rodando rodando
mis ruedas giran tan rápido
que mi coche va volando.

El aire es asfalto,
la carretera se derrite con mi paso,
tengo un tigre encerrado en el capó.

Cuatro moteros persiguen mi apocalipsis,
no tengo el tique
para devolver este beso robado.

!Párate o disparamos!, gritan
mientras me enciendo un piti
acelerando en la autopista a mi fin.

Rodando rodando
mis ruedas giran tan rápido
que mi coche va volando.

Dos luces me persiguen
como la vida y la muerte
maldiciendo por el megáfono.

Las balas comen retrovisores
y un bloqueo de oceánico azul
me obliga a ser grano y trigo.

Atropellados los cultivos,
el granjero blande su escopeta
mientras relincha su caballo.

Rodando rodando
mis ruedas giran tan rápido
que mi coche va volando.

Mi zapato ya toca el asfalto
después de tanto acelerar
dirigiendo la caravana del humo.

La interminable autovía,
llena de dioses de carretera,
siente su final, al igual que yo.

Recita mi motor
la última poesía
del acantilado y la interminable autovía.

Rodando rodando.


martes, 9 de mayo de 2017

La guerra de las nubes

La guerra de las nubes azota tu cuerpo,
la lluvia dispara a tu pelo y tus montañas.
Por un amanecer funesto en tus pestañas
muerto ha nacido el tiempo sin locura.
Oh, es el final,
¡y qué eterno final!
Es un lujo sentir la ira del reloj,
abrazar tu recuerdo
como caricia de luz de sol.
Sostén tu aliento
para cuando la muerte enmudezca.
Le grito a tu reflejo
no desaparezcas,
no desaparezcas.
Le rezo a tu cuerpo
para que vuelva,
para que vuelvas.


martes, 18 de abril de 2017

El paso del tiempo

El cielo se oscurece
y clarea,
como el destino.
Miles de bocas plásticas,
besos vacíos,
caen en un hoyo
de simpleza y deshumanización.
Flores sin pétalos.
Intento romper con la cárcel del poema,
destruir mi alma
para poder sacar algo hermoso.
Pero lo único realmente hermoso,
es todo,
lo que nos rodea,
nosotros mismos.
Tantas mujeres
que desaparecen en el tiempo.
Un imperio de prejuicios,
que arde ante el deseo.
Y la única verdad,
es que algún día,
nadie será nada.

domingo, 8 de enero de 2017

El baile de los pingüinos

Es frío y distante.
Al baile de los pingüinos 
hay que ir de traje y elegante.

Mis dedos son dos gánsters, 
que tras tanto acariciar tu foto 
han hecho desaparecer tu rostro,
¡tan doloroso e interesante!

Es frío y distante.
Al baile de los pingüinos 
hay que ir de traje y elegante.

Cavo con una pala en mi corazón
para encontrar algo que brille, 
y he atravesado la pasión
llegando a una tierra extranjera.

Es frío y distante.
Al baile de los pingüinos 
hay que ir de traje y elegante.

Le digo a mi lengua que tire del trineo 
en la carrera contra el ocaso del sol por el glacial.
Quedo tercero
y no subo a tu podio.

Es frío y distante.
Al baile de los pingüinos 
hay que ir de traje y elegante.

Subo con un niño a por una flor a la montaña.
No la encontramos y me grita
¡No quiero estar aquí, me quiero ir!
Le suelto la mano y lo abandono en el frío.

Es frío y distante.
Al baile de los pingüinos 
hay que ir de traje y elegante.

Mi amor ha encontrado las fotos de mi boda,
se ha largado.
Y aunque ahora duermo en una cama individual, 
siempre colocó una almohada por si mi esposa, la Muerte, vuelve al colchón.

Bienvenidos 
al baile de los pingüinos,
adelante.